MIGUEL PEREZ EMPRENDEDOR IMBATIBLE
Al principio, no sabía si debía emprender o seguir el camino tradicional que mi familia me mostraba. No sabía con claridad lo que era emprender ni el futuro que me esperaba, pero una cosa era segura: mi nombre, Miguel Pérez, estaba destinado a ser sinónimo de resiliencia y ambición.
En este Blog voy a compartir mi historia: los momentos clave que me han marcado el camino, las pruebas que tal vez tu también vivas y he aprendido a vivir el exito al emprender. Espero que mi historia te sirva de inspiración, reflexión y motivación para que sigas adelante.

Durante mi infancia recuerdo que mi mamá me decía “Mi amor, tienes que ser alguien muy inteligente” yo respondía con un inocente “si mami”.
Un día estaba escuchando una conversación de adultos y escuché decir que el gerente de su empresa era una persona muy brillante, y esa idea quedó dando vueltas en mi mente, días después mi mamá estaba un poco triste y recuerdo que me acerque y le dije “mami te prometo que cuando sea grande voy a ser un gran gerente”, su sonrisa, su abrazo y sus palabras “Yo sé que sí, hijo”, las recuerdo siempre.
Fue uno de los momentos que más me marcaron la infancia, cuando crecí y tome la firme decisión de independizarme, ni siquiera sabia que estaba emprendiendo.
Lo descubrí un día que estaba en redes sociales y vi un viejo conocido, al verlo dije “wao que nota, que estará haciendo, voy a acercarme a él” lo pensé varios días, hasta que me dije “Miguel Ángel, contáctelo, ¿Qué podría salir mal?”
Nos reunimos y entendí poco a poco que era el emprendimiento.
Me di cuenta que necesitaba aprender a vender, administrar los recursos, marketing, liderazgo y lo que pensé fue “No me jodas, cuanto tiempo me va a tomar aprender todo eso”
Cuando empiezas a emprender es fácil ignorar los pequeños progresos, porque estás enfocado en buscas el éxito, sin embargo, recuerda que el éxito es algo que se vive y se construye día a día.
Algo que fue crucial fue el día en que me di cuenta que no solo requería de habilidades, también recursos financieros y más importante enfoque.
Fue entonces cuando me senté conmigo y cuestioné cada aspecto de mi vida. Quién era, qué sabia, qué pensaba, qué quería y que estaba haciendo, ese momento de introspección profunda me llevó a un punto de quiebre que jamás olvidaré.
Ese momento fue la primera vez que pensé en que no podría hacerlo, me sentí derrotado y abrumado, vivía con mi abuela y ella se acercó y me dijo “¿qué tiene?”, obviamente no estaba bien, así que me abrí con ella y me dijo “tranquilo, tenga paciencia, usted es muy bueno, pero no puede esperar todo de la noche a la mañana, yo confío en usted, yo se que usted puede”.
Imagínate mi corazón como se llenó de amor y emoción, alguien creía en mí, en medio del caos que sentí, alguien confiaba en que yo podría lograrlo, así que me levante, seque mis lágrimas y me dije “Miguel Ángel Pérez, hágale pues, usted puede, métale ganas”.
No paso mucho tiempo hasta que empecé a fortalecer la habilidad que me había acompañado tantos años “las ventas”, esa habilidad que yo rechazaba porque cuando era pequeño siempre escuchaba que los vendedores eran “estafadores”.
Yo me sentía terrible cada vez que pensaba en vender, sabiendo que mi familia pensaba por defecto que yo era un estafador, sin embargo, seguí adelante, porque alguien creía en mi.
Aprendí a vender, luego aprendí a gestionar información en internet, cree un Blog, quise ser un asistente administrativo virtual, aprendí sobre forex, la bolsa, el marketing digital, hice un mini curso de gestión del tiempo que nadie compro, quise ser influencer (sin darme cuenta que no tenia en ese momento la habilidad que se requería), fabrique cuellos para moteros, vendí productos de Amway y no se cuantas cosas más hice, de las cuales, todas, fueron un aprendizaje.
Cuando paso todo esto y nada funciono, lo único que recuerdo es volver a casa y decirle a mi abuela “abuela, no puedo, no sé cómo hacer y no quiero ser un empleado”.
Ella de nuevo en su infinita sabiduría me respondió “Yo no se que es lo que usted hace yo lo veo en muchas cosas al mismo tiempo, lo que si le puedo decir es que se dedique a una sola cosa, no se rinda, yo confió en usted”
Una vez más sequé mis lágrimas y me repetí “Miguel Pérez, métale ganas hermano”
Me acerqué a una empresa para vender un servicio y uno de los socios vio potencial en mi, en ese momento fue cuando descubrí que sí podría hacerlo.

Me fortalecí como emprendedor, aprendí sobre marketing, ventas, comunicación, finanzas, liderazgo y persuasión, habilidades que no había conocido nunca antes.
Cuando descubrí la persuasión, me comprometí conmigo a ser el mejor persuasor del mundo, así que empecé con mi familia, mis amigos, mis aliados, personas que acababa de conocer, el resultado cada vez era mejor.
Luego de esto, hablamos con un amigo para trabajar en su proyecto de publicidad impresa y emprender juntos, un camino más digital, de comunicación, ventas y por supuesto persuasión.
Cada uno tenía habilidades que el otro no e invertimos 2 años en construirnos como profesionales y mejorar ese negocio físico para convertirlo en uno digital, ha sido hasta hoy una de las experiencias más enriquecedoras, aprendí, aplique, mejore y potencie todo lo que era capaz de hacer.
Hoy decido todos los días tomar un camino de enfoque, centrado en el servicio, el apoyo a otros y la creación de soluciones que puedan brindar resultados reales a quienes confían en mí.
Los negocios y los emprendimientos se construyen a partir de la confianza, la transparencia y la lealtad.
Este es el presente de los emprendedores.
Una respuesta